agosto 14, 2009

Cosas que odio

Primero empezaré con un consejo para todos ustedes mis pequeños saltamontes, cuando no saben qué escribir, no desesperen, siempre hay una solución: haz una lista o un top 10 de algo!

Entonces para hacer mi regreso más fácil y cómodo, escribiré una lista de cosas que odio y por qué las odio.

Odio el reggaeton.

Vaya, es una aberración, no sé ni por donde explicarles, bueno para empezar las letras hablan de bailar, de nalgas, de fiestas, autos, de barrios y demás cosas; con esto no me refiero a que las nalgas o las fiestas sean malas, pero de arte no tienen nada.

Musicalmente, no tiene gran ciencia, el ritmo es el mismo siempre, pegajoso como Resistol 5000 y cualquiera puede hacer su "canción" reggaeton con un buen programa para editar música, un coeficiente intelectual menor a 60 y una buena dosis del adhesivo previamente mencionado.

Odio la tele abierta.

Porque los programas más nacos y detestables de la televisión están en Telerisa o en Tv Apesta, no sé ni cómo se llaman porque no acostumbro verlos, pero están los programas matutinos para señoras gordas y quesadilleras, están las telenovelas con actuaciones de calidad símil a obras de primaria, los noticiaros tendenciosos, los reality shows que hace como 5 años salieron en otro país y los traen aquí como el último grito de la moda, una cantidad sobrecogedora de comerciales con marcas igual de corrientes que los programas donde están anunciados, los infomerciales en la noche sin otra opción (más que leer un libro, poner un dvd o ajusticiarse, pero ya sabemos que eso la gente no lo hace) y los espectadores que nada más no le cambian al 11 o al 22.

Odio tener que levantarme temprano y odio aún más el horario de verano.

No por mucho madrugar amanece más temprano.

Odio el transporte público y odio el tráfico.

El metrobús es lento, siempre está hasta la madre y está caro (comparado con los demás).
Los taxis son inseguros y no son una alternativa a usar el auto.
Los peseros, combis, camiones, guajoloteros y anexos son incómodos, apestosos, inseguros, lentos, ineficientes, con choferes menos educados que un orangután.
El metro, este es el menos pior, sin embargo... casi siempre está llenísimo y con las ventanas cerradas entonces se pone caliente como el culo del diablo, luego no falta el wey que no se bañó y por más que voltees la cara te llega el tufo y ahí de repente se queda parado el pinche metro entre Etiopía y Centro Médico y te pasas como 10 minutos apretujado en una masa de naquez, o si está medio lleno es de a huevo que pasa el vendedor disque ciego con sus CDs Made in Tepito de Michael Jackson, Polo Polo, las mejores salsas de ayer y hoy, los grandes éxitos del reggaeton a 135 decibeles, ya si tuviste la fortuna de que venga vacío tienes que estar al tiro con que bajándote no te venga siguiendo un chacalón.

Y ODIO a la pinche vieja que anda cantando karaoke en el edificio contiguo, la muy hija de la chingada, la pobre diabla, la desgraciada, la muy maldita menza piensa que está cantando igual o mejor que mariah carey =(.

Uffff

Después de casi dos años de ausencia, de lenguas deshuesadas, un atentado a mi vida, dos días en el hospital, unos kilos de más, 15 meses en la esclavitud más horrible que podrían imaginar (sólo hacen falta los negros tocando tambores), horas y horas de ocio, ganas de andar de pretencioso-escenoso y por sobre todas las cosas: aburrimiento. El gran maestro ha tomado la decisión de volver a compartir su vasto conocimiento.